martes, 11 de agosto de 2009

"Mi viejo" (a un año de su partida)

A mi viejo:

Padre no es siempre el biológico. Padre también es aquel que te dio el amor y la comprensión que un hijo necesita, que está ahí para escucharte y darte un consejo, que participó de tus juegos y tus inquietudes de niño, aquel que lloró contigo y te consoló en tus penas.

Ese hombre bueno y generoso que se hizo cargo de cuatro niños huérfanos y a quienes les dio todo el amor, el apoyo y la comprensión que ellos necesitaron, un amor incondicional que se completó con una hija propia que fue su razón de vivir, aquella niña que fue su reina y por quien se desvivía en atenciones. Quiso el destino que él siguiera otro camino y se alejara de ésta, su familia, pero siempre por diversos caminos nos fuimos encontrando y nunca perdimos completamente el contacto. El fue un hombre extremadamente generoso en su amor y su afán de ayudar a los demás que muchas veces le jugó en contra. Dios juzgará y dará a cada cual lo que realmente se merece, de acuerdo a la Ley de Justicia Divina.

Sin embargo, a pesar de la distancia… a pesar de todo, la providencia quiso que pudiésemos llegar a su lado en sus últimos momentos. Al final de su paso por este mundo, pudimos estar con él y cuando tuvo la certeza que “sus hijos” estarían allí… a su lado….sólo entonces decidió partir en paz …

Estuve junto a él en esos momentos, le hablé a su oído y le dije que le amábamos que “sus hijos” venían en camino… entonces se tranquilizó y su respiración se hizo muy suave…casi imperceptible …y luego dejó de respirar…sólo eso….dejó de respirar…

Muchas veces antes nos llamó y acudimos en su ayuda cada vez que él nos necesitó y lo trajimos a esta urbe agitada y fría…. Pero esta última vez, Dios en su infinita misericordia no permitió que lo alejáramos de sus amadas tierras del Sur y de su nueva familia quienes también le amaban.

Allí en sus últimos momentos estuvimos “sus hijos” a quien él dio su amor y de los cuales se sentía orgulloso. Cuan insondables son los recovecos de la mente humana, él habló siempre maravillas de estos “hijos”, pero nunca los hizo partícipes de su nueva vida…. A la cual obviamente tenía derecho….

Tal vez no quiso que lo juzgáramos….¡Pero como íbamos a juzgarlo!… si él vivió su vida como él la quiso…. Siempre regresó a las tierras a que él siempre amó…. Y allí es donde descansa ahora. Bajo los limpios cielos del sur de Chile, allá donde trinan las aves y el cielo es más azul….

Papá, sólo me resta decirte, que siempre te recordaremos, tu espíritu se ha quedado con nosotros por el resto de nuestras vidas… Recordaremos aquel hombre generoso, lleno de chispa, alegre y bueno para contar historias… con hechos reales y mucha fantasía…. Serán buenos recuerdos papá, de eso puedes estar seguro…. Fueron muchos años junto a ti y miles de anécdotas y recuerdos que llenan nuestras vidas y que serán traspasados por generaciones, porque un espíritu como el tuyo no se olvida, has dejado aquí en la tierra tu cuerpo físico, pero tu espíritu se mantendrá con nosotros y tus historias pasarán a formar parte de la historia de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos. Estas nuevas generaciones siempre recordarán al “tata Ariel”

Descansa en Paz Papá y enjuga, como antes, estas silenciosas lágrimas que se deslizan suavemente por mis mejillas. “Algún día volveremos a estar juntos”.

Tu “hija” que te ama y te recordará por siempre,

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